sábado, 22 de septiembre de 2012

Nueve sueños


Para algunos el sueño no dejara de ser un mero fenómeno físico, o a lo sumo una mera reelaboración de los aspectos más triviales de la vida cotidiana. Para otros podrá ser un alfabeto ininteligible de símbolos y mensajes yuxtapuestos. Para algunos más, ni siquiera existirán. No le prestan atención, lo desprecian y en cierto sentido lo asemejan al detritus psíquico de nuestra "arrugada" masa encefálica. Yo quisiera dejar constancia de que para mí no es nada de lo dicho, ni mucho más tampoco. Tan solo relataré, sin añadidos o fabulación, por mi parte, algunos extraños sueños que tuve entre los años 1980 y 1990.

Fue en 1980, cuando empecé a tener sueños vividos. Estos sueños son especialmente singulares por cuanto que a menudo se confunden con la realidad, siendo con frecuencia muy difícil discernir la diferencia entre el sueño y la vida real. No son, por lo general, muy normales entre el común de las gentes. Su duración suele ser pequeña, apenas perceptible.

 
...Brillaba en la oscuridad- Era como una silueta de luz blanquecina que caminase encorvada...


El primer sueño vivido que recuerdo data del...

Miércoles, 24 de septiembre de 1980.

"Estoy despierto sobre el lecho. Serán las tres y media de la madrugada. He sentido una extraña vibración, acompañada de un irrefrenable nerviosismo. En seguida, he sentido la imperiosa necesidad de cubrirme bajo las sabanas, como temiendo la llegada de algo, pero antes de que me diera tiempo a esconderme he podido observar, temblando casi, y con un grito de horror ahogado una increíble aparición.

Atravesó el umbral de la puerta y cruzó delante de las dos camas, la mía y la de mi hermano, perdiéndose, o mejor dicho, filtrándose a través de la pared de la ventana. Habían transcurrido apenas cinco segundos. No produjo ni un solo ruido. Brillaba en la oscuridad. Era como una silueta de luz blanquecina que caminase encorvada, bien como un anciano o como un primate. La silueta de luz no era uniforme, en cierto modo me recordó a una especie de holografía. ¿Sueño o realidad?. Aun no lo sé."

Jueves. 16 de abril de 1981:

"Estoy en el último tramo de la madrugada, justo antes de que aparezcan los primeros rayos de luz. Sin embargo, aún no ha amanecido. Estoy despierto sobre el lecho. Es domingo. Hoy nadie se levantará para ir a trabajar. Todos duermen. Estoy pensando, divagando, cuando, de repente, siento una presencia que se acerca por el pasillo y que se dirige hacia mi habitación. No sabéis que horror puede sentirse en esos momentos. Estás despierto. Hasta aquí todo normal. Te encuentras situado en un tiempo y en un espacio determinado: el final de la madrugada, tu habitación, y además son tiempos y espacios familiares. Además, por si hubiera alguna duda te das cuenta de tu consciencia pues estas centrado en una imagen o un pensamiento de tu vida cotidiana, y de pronto, zas, surge el elemento que te rasga toda esa sabana blanca, cálida y apacible que es tu equilibrada realidad.

Has escuchado unos pasos en el pasillo, ya no es una presencia, ni una sombra todavía. Oyes el ruido de sus pisadas. No quieres saber más. Pronto cruzará el umbral de tu puerta y sabes que no podrás soportarlo. ¿ Y los demás?. Los demás duermen ajenos a todo. Sólo tu eres el protagonista, la víctima. Viene a por tí. Gritas y despiertas. Es entonces cuando compruebas que es sólo un sueño.  ¿Lo fue en realidad?.  Es todavía más angustioso escuchar un rumor de pisadas en la silenciosa madrugada que ver el fantasma que atraviesa tu habitación de repente.

Voy a interrumpir temporalmente el relato de mis sueños vividos. En el primer trimestre de 1982 tuve una extraordinaria experiencia que me resulta difícilmente clasificable. Estoy dormido, y soñando. En ese sueño ocurren diversos acontecimientos que no tienen especial relevancia, sin embargo casi antes de despertar, vivo una insólita experiencia. Soñaba que estaba en la cama y que escuchaba un programa de radio. Reconozco la emisora, la voz del locutor y la música. Me despierto. Mi hermano se acaba también de despertar. El aparato de radio está sobre la mesita, y apagado. Lo enciendo y al cabo de unos segundos, casi minuto y medio, desde que desperté, escucho de nuevo el programa de radio que había soñado.

Este fue mi primer sueño premonitorio, un sueño premonitorio sobre un acontecimiento muy trivial. Tres años más tarde, el 5 de julio de 1985, viviré un nuevo sueño premonitorio. Fue en la madrugada del 5 al 6 de julio, siete horas antes de que se produjera en la vida real: aquel hecho fue la ruptura con la cuadrilla con la que salía en aquel entonces. Curioso, ¿No?, y sin embargo, durante los días, incluso meses anteriores al sueño no existió ningún hecho que previera aquel rápido y traumático desenlace.

Al final de 1985, después de varios años tranquilos, se reanudaron los sueños vividos. Fue éste un sueño muy corto, pero que yo considero como la introducción a una nueva etapa de sueños especialmente vividos y angustiosos, no carentes, como se verá de otros elementos, angustiosos e increíbles, como todos los sueños vividos.

"Estoy en la cama. Me acabo de despertar. Toda la habitación se encuentra sumida en la más absoluta oscuridad. Oigo el ronquido de mis padres en la habitación contigua. Es el elemento familiar que garantiza la normalidad de la oscura y silenciosa , bueno, ahora no tanto, noche. Como otras veces siento una extraña vibración. Hay alguien más en la habitación. Una sombra en la negra oscuridad que no puede verse, pero sí sentirse. Parece que ese sexto sentido capta la presencia de una entidad ultraterrena que no se manifiesta físicamente, pero que sin embargo parece exudar un hálito de amenaza. Se acerca al lecho, cada vez más, y sientes como algo helado te roza la cara. Sacudes el aire con la mano, que hasta ahora tenías cubierta bajo las sabanas y, por un momento, has creído sentir un obstáculo, algo duro y helado, que sin embargo, a pesar de existir, sigue sin verse. Sigue estando ahí. Te ha tocado... y el frió ha penetrado en tu cuerpo. Has sido contaminado por su helado roce. ¿Qué es?. ¿De donde procede?. No lo pienses más. Ha sido un sueño. Lo piensas. Estas casi convencido, pero no te lo acabas de creer."

Domingo. 9 de febrero de 1986.

"Empiezo a preocuparme. Esta última noche se ha vuelto a repetir. Y cada día tardo más en despertarme. Ayer soñé de nuevo. Cada día temo más enfrentarme al tenebroso mundo de las sombras.

He tenido un sueño muy gratificador. ¡Lástima!. Pues pronto he comprobado que era eso, solo un sueño. He intentado dormirme de nuevo para, al menos, reanudar la trama. ¡Difícil propósito! pero lo he conseguido. Al cabo de un tiempo indefinido he vuelto a despertarme. Pienso que ahora no me será posible volver a soñar.

En efecto, estoy en mi habitación, ocupado en esos pensamientos cuando, de repente, observo que mi habitación, mi familiar habitáculo nocturno tiene algo raro. No se todavía qué, pero hay algo que está fuera de lugar. Si. Siento que no estoy en mi habitación. ¡Es terrible!. Si, comprobar que estás en otro lugar, en un lugar donde no existe ningún motivo que justifiqué tu presencia. No se donde estoy. Es como recordar aquellos despertares lejanos de la infancia en los que por un momento la oscuridad de la habitación era tal que no acertabas a centrarte en el cuarto, no sabías cual era tu orientación, o sea, si estabas enfrente de la ventana, o por el contrario estaba ante la puerta.

Entonces, te entra el nerviosismo y el temor ante lo desconocido. Y te preguntas, ¿cómo he llegado yo hasta aqui?, pero esa desorientación no es un motivo suficiente para aullar de terror. Cuando tiemblas es cuando descubres el elemento extraño que no puede, que no debe estar ahí, y sin embargo está, permanece. En este caso, había dos luces semiapagadas colgadas de la pared. Parecían como si estuvieran casi fundidas, como si hubiera habido una fuerte bajada de luz. Parecía un reflejo, una luz espectral cuasi fosforescente que yo llegué incluso a confundir, en un primer momento, con la débil luz que se filtra por las últimas rendijas de la persiana.

Esa inicial desorientación y el posterior descubrimiento del elemento extraño que se traduce en la certeza de no estar en tu propia habitación, al menos la habitual y familiar, te provoca una profunda inquietud incrementada por ese silencio sepulcral, y en cierto modo expectante.

La soledad es aguda pues eres tú quien está viviendo esa experiencia. La inquietud y el miedo llega al paroxismo cuando sientes como la cama se hunde. Parece que eres sorbido o tragado por un ente invisible en el fondo de las sábanas, si, como si un impresionante abismo se abriera bajo el lecho y se hubiera roto, de repente, ese fino hilo que te sostenía a la cordura y a la vida".

 
...Sentí como si unos personajes monstruosos hubieran querido cruzar el umbral, la puerta de onix que separa las tierras altas del sueño de la realidad...

Lunes. 10 de Febrero de 1986.

"De nuevo he vuelto a soñar y he despertado. El sueño lo olvidé, pero debió ser muy desagradable, tanto que me hizo despertar, y al hacerlo descubrí horrorizado aquellos ojos muy cerca de mi cara, dibujándose con perfecta nitidez en la oscuridad, como cuando he despertado bruscamente y he encontrado proyectadas en la penumbra el reflejo de mis pupilas.

¡Parece que esta vez he podido escapar a tiempo!. Ahora me pregunto que eran aquellos colores extraños, aquellas manchas, luces, sombras y ojos. No lo se. Solo recuerdo que al despertar respiré aliviado. ¿De quien huía?. ¿De donde procedía?. Sentí como si una parte del sueño (un personaje monstruoso), hubiera querido cruzar el umbral, la puerta de ónix que separa las tierras altas del sueño de la realidad".

Martes. 26 de Marzo de 1986.

"El monstruo, o lo que fuera, que quiso cruzar el otro día... bueno, esta vez he sentido como una mano aferraba mi cuello mientras unas garras se clavaban en el cuerpo, como si lo quisieran desgarrar".

Jueves. 1 de Enero de 1987.

"He estado en ese estado, que llaman de vigilia, en la primera fase de los sueños nocturnos, mezcla de pensamientos e imágenes del día, que en esta ocasión, se referían a la Nochevieja, es decir, al día anterior. Y de repente he entrado en un estado del sueño más profundo, sin embargo el recuerdo de ese sueño es vago e inconcreto. Sólo se que, de pronto, me he despertado y tenido la consciencia de estar en una extraña posición, boca abajo, las manos junto al tronco y la mejilla apoyada sobre algo. He abierto los ojos, y he sentido un inmenso terror, ese terror profundo que surge cuando aparece un elemento extraño, cuando te das cuenta de que algo no funciona, de que no estas donde deberías estar. Si. Pues me he encontrado tumbado, no en mi cama, sino en la calzada de una calle de lo Viejo (la calle San Francisco). Era de noche, y el pavimentó brillaba como si estuviera mojado, como si hubiera llovido. Yo no podía estar ahí. Era imposible. Había despertado. He sentido el frió de la noche, la oscuridad, e incluso he llegado a tener la sensación de que había caído sobre un plano inclinado, y el extremo del plano era la propia calle, como si me hubiera deslizado un poco, de un extremo a otro de la calzada, transversalmente. Tan solo ha sido una sensación jugaz, una ilusión, tal vez.

Estando, como estaba, sobre la calzada, en unos instantes he recapacitado, pues como siempre la mente tiene unos sutiles medios de autodefensa, y he pensado que debía ser una pesadilla vivida, tan sólo eso. Me he esforzado en despertarme, pero no lo he conseguido. Y tampoco he podido incorporarme. Estaba paralizado en aquella posición. Al final logré moverme y despertarme. Al final lo conseguí. Había gemido imperceptiblemente, y mi hermano me llamaba desde su cama, en voz baja.

Me había despertado, pero durante casi veinte segundos no he podido centrarme en la habitación. Había perdido la orientación. El armario que está al lado izquierdo estaba en otra posición, y también lo estaban la puerta y la ventana del cuarto. La luz de la ventana me desconcertaba en esa posición e incluso la voz de mi hermano no me sirvió en un primer momento para orientarme.

Durante esos primeros segundos, tras el despertar, comencé a narrarle mi sueño, y también el propio desconcierto de la orientación que en esos momentos  estaba experimentando. Lo que no le conté es que al despertarme tuve la sensación de girar en la cama. Tengo la sensación, la duda o quizás no, quizás, tengo la certeza de que estaba en mi cama, postrado en aquella posición, y que fue al girar sobre el pavimento, cuando logré girar en  la cama. Tan sólo es una sensación. No lo puedo afirmar  con seguridad, pero me sentí en aquel desconcierto como  si hubiera regresado de otro plano, de otro mundo paralelo.

Hace casi tres meses que no he tenido ningún otro sueño extraordinario, sin embargo temo que la próxima vez me resulte más difícil regresar, o incluso que cuando lo haga ya sea demasiado tarde".

Domingo. 23 de Julio de 1990.

"Estaba en un tren y cuando me desperté he visto como he tenido, tengo mis brazos, uno bajo la almohada y  el otro normal,   junto al cuerpo, pero no he podido  moverme y he visto, o mejor, he sentido otros brazos  invisibles que sí podía moverlos conscientemente. Los ojos casi, casi queriendo despertar y casi, casi abiertos. Al final he logrado despertar y he movido los brazos, he podido moverlos y lo más extraño de todo, los brazos, mis brazos estaban además, precisamente como los había visto antes, en el sueño".

Jueves. 6 de Diciembre de 1990.

"Estaba en un bar. De repente, una espada surgida de la nada, ha empezado a dar vueltas y a girar en el aire, como si de una extraña ruleta se tratase, que en vez de apuntar números señalase a personas. La gente se apartaba a su paso. Al final la espada se ha dirigido a mí. Yo he intentado esconderme. Pero aunque me ocultase detrás de una puerta, bajo una mesa, donde fuera, la espada seguía señalándome a mí.

Entonces he decidido tomar la espada y hacerla frente. He levantado el filo de la espada y le he preguntado, ¿Qué es esto?, ¿Qué significa esto?. He visto, entonces, en el filo, como en un espejo, una escena donde estaba muriéndome, agonizando en una cama, y alguien de espaldas, quizás mi padre, cuidándome. Después he preguntado a la espada, ¿Por qué?, sin obtener respuesta, tan solo seguía viendo la misma escena, y finalmente he preguntado ¿Cuando?. Entonces, no recuerdo pero me he despertado, porque me llamaban por teléfono. Eran las 8 30 de la mañana ".


(Diciembre de 1990)

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