jueves, 6 de diciembre de 2012

Gato negro

Eres tú, oscura silueta, una imagen que me persigue a través de los lugares y el tiempo: Tras la ventana, quieto, imperturbable. Observas curioso e impasible lo que en el interior de la casa bulle o tal vez dormita.

Enigmático, misterioso, caminas silencioso por alguna calle desierta de la ciudad
y de vez en cuando te detienes ante un montón de basuras, y hurgas y escarbas y vuelves a andar y te pierdes en la lejanía, detrás de aquella esquina

O en ese pueblo perdido, sigiloso sobre las tapias, en la noche más oscura, en el silencio más profundo reflejando en tus brillantes pupilas la blanca y pálida figura de la luna

Sobre la arena de la playa, en la hora de la medianoche observando con temor las aguas del mar. Entre las rocas, saltando veloz, subiendo escarpadas paredes

Si el día te sorprende esquivo, huidizo, huraño te muestras y a la búsqueda de tu negro escondrijo corres

Eres tú, extraño animal, la noche hecha vida, el misterio, el temor, la superstición, la muerte

Siempre en la penumbra, bajo la tenue luz de las bombillas amarillas, de la luna
o de los atardeceres, en la oscuridad de los lúgubres días grises.

Oh, gato negro, símbolo de algo que no acierto  a desentrañar pero que me sigue entre la penumbra, el crepúsculo, el temor de mi propia vida,

Pamplona. 1982 

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